Los únicos que aman la vida son aquellos que realmente no la temen. Aquellos que dan un paso sí y otro también sin importarles tropezar con su sonrisa deformada y ojos alegres, que toman té acompañados de un sátiro conejo sólo porque eso les hace totalmente felices, sin molestarles nada. Nada en absoluto, tan solo su vida y lo que hagan en ella.